
Shhhh puuum! Graaaskc, ñiuuumm, oisfff... Este podría ser un buen resumen de Transformers, la última película de Michael Bay, y que ha recaudado (y con razón) 250 millones de dólares hasta la fecha, por todo el mundo. El film de Bay es el
máximo exponente del cine palomitero y comercial a más no poder. Pero, partiendo de esta premisa, y sólo partiendo de ella, es una gran película. Tremendos efectos especiales, sonido espectacular (y ensordecedor), escenas graciosas, buena música y protagonistas jóvenes.
Así pues, tiene todos los ingredientes perfectos para convertirse en el éxito que ya es. Si a esto le unimos la realización de un director caracterizado por las imágenes espectaculares (Armaggedon, Pearl Harbor),
no queda otra que sentarte en la butaca con tus palomitas, tu refresco, y disfrutar de la explosión de luz y sonido. Sobresaliente cine comercial.

No obstante,
el film satura. Abruma. Tanto, que los últimos 20 minutos de la película, aunque nos lo vendan como el clímax final y realmente lo sea, llega a ser cansino. Demasiada explosión, muchísimo sonido (convertido en grito). Es como si decidieran mostrarnos lo que nos han dado durante el resto de la película, pero elevado al infinito y durante un período de tiempo ciertamente algo excesivo.
Shia Labeouf, en su papel de 'chico-que-cae-bien-al-espectador', Megan Fox como 'atractiva-chica-convertida-en-heroína' y el resto de personajes están a la altura de un film de estas características, y permiten que la película tenga sus momentos divertidos.
¿Y el resto? No hay más. Pero tampoco puedes esperarlo. ¿Quién pretende un buen guión o diálogos profundos en este tipo de películas? No lo hace ni el propio film ni el espectador no debe hacerlo tampoco. Con 'Transformers' uno va a entretenerse. Y esto lo consigue con creces. Y si logras dejarte llevar por el ritmo hasta el final, será una de las películas que más disfrutes. Sin duda.