El día del estreno
Hace tiempo que piensas en ese día, y aunque lo ves algo lejano, sabes que llegará. Falta más de un mes, pero tú ya tienes la entrada comprada: una butaca centrada, por supuesto. En la fila 12. Perfecto.
Cuando el viernes por la tarde miras el reloj y ves que quedan dos horas para que la película empiece, tú ya estas preparado, duchado, bien vestido y con unas ganas tremendas de que la sala oscurezca. Te diriges al cine, con toda la ilusión del mundo, entras a la sala, tomas asiento, y esperas. Hasta la publicidad de ópticas, restaurantes y anuncios de la Comunidad de Madrid (o la que corresponda) te hacen disfrutar: no es más que un aviso de que se acerca el momento. Oyes un murmullo, alguien hablando por el móvil, pero bueno, es normal (ni siquiera se han apagado las luces).
Ahora sí que la luz empieza a atenuarse. Llegan los trailers: mejor, más cine. Pero...ya empiezas a olerlo: en serio, es un tufillo algo extraño, pero inconfundible: detrás de ti se han sentado un grupo de chavales (...), muy simpáticos y con ganas de demostrar su valía. Durante el primer trailer te enteras de poco, te relajas y piensas que es sólo algo pasajero. El ruido empieza a cesar, y vuelves a estar tranquilo. Falsa alarma. Llegan las risas. Más bien, carcajadas. ¿O debería decir bramidos? Los graciosetes de turno tienen un grupo clonado unas filas más abajo. Los jovencitos (y jovencitas) en cuestión tienen ganas de pasarselo bien, ¿y dónde mejor que en un cine?
Mientras, los trailers acaban y la peli empieza. Ya te dejas embriagar por el sonido, la comodidad (no siempre) de la butaca y la historia que querías ver. Pero de repente, un "leve" movimiento del asiento lo confirma: al de detrás le pica el culo. Pero de una forma bestial. Es más, parece que quiere que todos lo sepan, porque no hace más que moverse, reírse (será que es gracioso el picorcillo) y comentar la jugada con el de al lado. Por tu cabeza pasa el primer deseo de actuar, pero dejas que pase. Sigues prestando atención a la pantalla...
Aún teniendo la sensación de que en cualquier momento alguno de los de detrás va a hacer el imbécil, procuras disfrutar. Pero es entonces cuando ocurre: suena el móvil. Y por supuesto es el del culo picante. Tiene un sonitono-que-mola-mazo, una mezcla entre: "Morena, mulata, muevete así". Pasan 5 segundos y aún no lo ha cogido. Es más, parece que no sabe ni que está sonando. Cuando se da cuenta, obviamente, mira quién es, se lo dice al amigo de la izquierda, y lo coge. Por increible que parezca, oyes a la otra voz.
- ¿Qué pasa loco?
- Estoy en el cine tío, viendo al Spiderman, tal.
- Mira, que... ¿quedamos luego?
- Sí, sí...a las 10, luego te llamo.
- Venga, hermano.
Notas que la vena del cuello empieza a hincharse, y sientes deseos de tener poderes de la fuerza para poder estrangular. En estos momentos me iría al lado oscuro sin pensarmelo ni siquiera una vez.
Y por si fuera poco, algo aún peor pasa: inconscientemente, no estás pendiente de la película. Y lo peor es que lo sufres en silencio mientras los (...) de detrás siguen a lo suyo. Les das un aviso (y mientras crees que estaban bailando). Pero les da igual, te miran mal y después de 30 segundos, siguen a lo suyo. Ya ni te importa que el de delante se saque un bocadillo de una bolsa del supermercado, o que el de al lado mira incesantemente el móvil para ver qué hora es. ¡Pero coño!, ¿es que acaso vas a irte antes de la sala o qué? ¿Qué más da la hora que sea si has venido a ver una película? ¿Tanto te aburre que es más divertido ver la hora? ¿Y además lo tienes que hacer con la super-mega-requete-luminosa pantalla de tu móvil, de forma que todo el mundo lo pueda ver? ¿Y los...niñatos de detrás... ¿es que no tienen otra cosa mejor que hacer que joder la peli a todo el mundo o qué? A uno se le ocurren cosas bastante crueles que hacer con sus cabezas, o incluso pretende averiguar donde vive para ir a la calle a mostrar que tiene cuerdas vocales para rato, o mejor aún, hacer una excursión hasta su coche.
Al final la película acaba, estás hasta los cojones de todo, y te odias por haber vuelto a caer en la trampa: el día del estreno. Mientras pueda, y aunque me duela, lo evitaré.
Quien no se sienta identificado, que tire la primera piedra...
2 Comments:
Interesante y original relato sobre el estreno de Spiderman. Saludos
Podría haber escrito éste comentario porque he pasado por lo mismo "cienes y cienes" de veces así que sé como te sentiste amigo.
La frustación que le llegan a provocar a uno est@s... ahem... hij@s del anarcocapitalismo (aunque después de todo qué más se puede esperar del Sistema?).
En fin, quizá haya llegado la hora de desempolvar los libros sobre eugenesis y llevar las teorias a la práctica por un futuro donde las salas de cine sean eso, salas de cine y no zoológicos..
Saludos :)
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